Al elegir una cerradura para una puerta interior o exterior, uno de los detalles más visibles —y funcionales— es el tipo de accionamiento: pomo o manilla. Aunque ambos estilos cumplen con la función de abrir y cerrar una puerta, sus diferencias prácticas, ergonómicas y de seguridad pueden hacer que uno sea más conveniente que otro, dependiendo del uso que se le dará.

¿Qué es una cerradura de pomo?

La cerradura de pomo se acciona girando un nudo esférico o redondo, normalmente ubicado al centro de la puerta. Este tipo es muy común en puertas interiores de viviendas y oficinas.

Características:

  • Su diseño es compacto y estético.
  • Puede incluir cierre interior con botón o giro, y apertura con llave desde el exterior.
  • Común en puertas de habitaciones, baños y oficinas.

Ventajas:

  • Instalación sencilla.
  • Diseño discreto que no sobresale demasiado.
  • Adecuado para espacios donde no se requiere un nivel de seguridad alto.

Desventajas:

  • Menor ergonomía: puede ser difícil de girar para personas con movilidad reducida o manos mojadas.
  • Menor resistencia ante técnicas de apertura forzada (como el bumping o la ganzúa, en modelos básicos).

¿Qué es una cerradura de manilla?

La cerradura de manilla se acciona bajando o subiendo una palanca alargada, que permite liberar el resbalón y abrir la puerta. Es muy utilizada en puertas principales o de mayor tránsito.

Características:

  • Puede instalarse sola o junto a un sistema de cilindro.
  • Facilita la apertura con menor esfuerzo.
  • Disponible en versiones mecánicas y electrónicas.

Ventajas:

  • Mayor accesibilidad: más cómoda para niños, personas mayores o en contextos sanitarios.
  • Variedad de diseños modernos y robustos.
  • Mayor compatibilidad con sistemas de seguridad adicionales (bombines de alta gama, cerraduras multipunto, etc.).

Desventajas:

  • Ocupa más espacio lateral que un pomo.
  • En exteriores, si no se combina con un cilindro seguro, puede ser vulnerable a manipulaciones.